lunes, 7 de septiembre de 2015

Sobre el anarquismos en Grecia [y otras partes]

Muchas veces cuando se plantea el debate al respecto de Grecia y la situación del movimiento anarquista griego siempre surgen las mismas dudas y preguntas. Primero de todo por una cuestión muy clara, actualmente nuestra poca capacidad -y cuando hablo de "nuestra" me refiero a la de individualidades y grupos anarquistas, comunistas antiautoritarios, autónomos o como se prefiera denominar- para generar conflicto o llevar adelante luchas que no resulten en fracasos es prácticamente nula, salvando pocas pero valiosas excepciones, hasta el punto de que nos miramos en Grecia para encontrar respuestas a tan ansiadas preguntas. Tanto es así que cuando miramos a su movimiento anarquista lo hacemos esperando que todas las luchas, acciones, asambleas de nuestrxs compas resulten perfectas, sin contradicciones, idealizando la imagen. Parece ser que esperamos encontrar todo lo que no podemos encontrar en nuestras calles, pero la realidad es más dura que eso.

Grecia ha demostrado ser un hervidero de anarquistas, hervidero que acabó por explotar el Diciembre de 2008, que hizo dar un salto cualitativo y cuantitativo casi definitivo poniendo al anarquismo en el lugar que le pertenece y demostrando su vigencia como movimiento real. Esto nos ha dado fuerza a muchxs para encarar nuestros desafíos en este lado del mediterráneo. Ahora bien, ni hay que idealizar, ni hay que dejarse llevar por los tópicos altamente repetidos por lxs expertxs del politiqueo de la "extrema izquierda". El tópico cansino, repetido hasta la saciedad en todos los lugares del planeta de que el anarquismo tan sólo sabe destruir, que no tiene propuestas, que no sabe trabajar con la gente, etc es radicalmente falso y demagógico y demuestra que los grupúsculos partidistas y sindicalistas saben que un anarquismo abierto, autónomo y clarificador es peligroso para salvaguardar sus intereses y su status-quo. El hecho de que suba como la espuma una concepción de la lucha que intente atacar los problemas de raíz, que no dé importancia a siglas sino a hechos, que este en todas partes y que sepa generalizar sus prácticas es peligroso y por ello combativo.

Existe una falsa dicotomía que contrapone acción subversiva (la llamaré así por no encontrar un adjetivo mejor) al "trabajo de base" pareciendo que aquellxs que salen una noche y sabotean los pilares del Capital o que atacan a la policía en una manifestación, después no saben combinar sus acciones con la autoorganización con otrxs explotadxs, y esto, de nuevo, es radicalmente falso. Parece ser también, que si no se presenta a la sociedad un programa de medidas a corto y largo plazo donde corto son propuestas de la socialdemocracia (impuestos progresivos, reforma fiscal, trabajo bien pagado) y a largo son la autogestión que se consigue mágicamente, no existen propuestas reales y por ello lxs demás proletarixs nos ven como encapuchadxs vestidxs de negro, vuelve a ser demagogia o ignorancia.

Las propuestas del anarquismo más combativo se basan en la negación de lo existente, en tener como objetivo a corto plazo de constituirse como el movimiento que suprima las relaciones sociales capitalistas-mercantiles y a largo abolir la explotación y auto-abolirnos como esclavxs. Ni más ni menos. Esto no quiere decir que nos basemos en maximalismos y por ello todo movimiento social nos queda corto, sino que nuestra visión de los conflictos debe estar enmarcada en esta visión. Es por ello que cuando el KKE habla de que gracias a ellxs y al PAME se paraliza el país, de que no son nihilistas que sólo destruyen sino que están acumulando eternamente fuerzas para conquistar el ansiado Estado Obrero miente, y lo peor de todo es que cuando ciertas organizaciones de corte anarcosindical repiten estas consignas están cayendo en el leninismo más casposo.

Y lo que aquí no se pretende negar es la existencia de grupos de corte verdaderamente nihilista que confían en una acción antisocial (muy visible en las últimas acciones de las CCF), pero que no son mayoritarios ni deben ser confundidos con insurreccionalistas, ya que estxs últimxs no tiene porque defender estas posturas. Aun así, ya hacen más de lo que muchxs que se llenan la boca hacen día a día. Es entendible que la impotencia que sienten muchas personas al ver como quedan marginadas sus organizaciones al ganar fuerza los grupos de afinidad, las asambleas autónomas, las ocupaciones de edificios, los saqueos de supermercados, etc, les lleve a negar lo evidente que es que al calor de estas acciones y asambleas se generan o estrechan lazos de afinidad, se clarifica una teoría radical que se lleva a la práctica, se generan alternativas que van desde la expropiación masiva, a la okupación de parques, calles y plazas, la toma de algunos medios de producción que dejan entrever la necesidad de la gente de tomar las riendas de su vida. Ahí radica la alternativa, las propuestas a largo y corto plazo; en las acciones que día tras día van encaminadas a recuperar nuestras vidas, y ahí radica la fuerza del anarquismo hoy en día.

Si bien no hay que mistificar la acción de lxs compas griegos, tampoco hay que dejarse llevar por los viejos tópicos que intentan paralizar la acción verdaderamente revolucionaria. Hace unos años existían duras críticas contra lxs anarquista griegxs por no hacer como en el Estado español y sus inmejorables organizaciones anarquistas, posponer eternamente la revolución porque estábamos en la fase de concienciar, de dar discursos a las masas. Hoy en día seguimos en la misma fase y en Grecia están al borde del colapso capitalista. Y ha sido al saber vislumbrar que en los encierros en las facultades, en el encuentro en los barrios, en el estar codo con codo con la gente en sus conflictos luchando contra la policía se generaba una comunidad de lucha no basada en criterios estéticos sino reales, no basada en el discurso vacío sino en la práctica, y de eso tenemos mucho que aprender antes de criticar desde nuestra montaña ideológica las luchas que desde Grecia llevan a cabo.


Fuente: La rebelión de las palabras.

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